SOCIOCRITICA
Honorio Montezuma 26.047.583
Mervin Escobar 22.849.131
Los capitalistas han dejado de ser competidores anónimos dentro de un mercado desconocido y la libre competencia se ha trasformadoen su contrario. La competencia en la nueva época del capitalismo, se da ahora en unas condiciones nuevas en las que sólo los grandes monopolios pueden competir entre sí. El estado ha dejado de serpropiedad de toda la burguesía para pasar a estar controlado sólo por los sectores monopolistas de la burguesía. El estado sirve ahora sólo a los capitalistas dueños de grandes monopolios. De tal maneraLenin desarrolla el punto de vista de Marx más allá de lo que aquél pudiera haber hecho, dado que el fenómeno de los monopolios se da en el siglo XX y no en el XIX.
Lo que hay de fundamental en esteproceso, desde el punto de vista económico, es la sustitución de la libre concurrencia capitalista por los monopolios capitalistas. La libre concurrencia es la propiedad fundamental del capitalismo yde la producción de mercancías en general; el monopolio se halla en oposición directa con la libre concurrencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos en monopolio, creando la granproducción, eliminando la pequeña, reemplazando la gran producción por otra todavía mayor, llevando la concentración de la producción y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido”
Breve historiadel capitalismo siglo xx
Durante casi todo el siglo XX, el capitalismo ha tenido que hacer frente a numerosas guerras, revoluciones y depresiones económicas. La I Guerra Mundial provocó elestallido de la revolución en Rusia. La guerra también fomentó el nacionalsocialismo en Alemania, una perversa combinación de capitalismo y socialismo de Estado, reunidos en un régimen cuya violencia y ansiasde expansión provocaron un segundo conflicto bélico a escala mundial. A finales de la II Guerra Mundial, los sistemas económicos comunistas se extendieron por China y por toda Europa oriental....
Capitalismo en el siglo xx
Durante casi todo el siglo XX, el capitalismo ha tenido que hacer frente a numerosas guerras, revoluciones y depresiones económicas. La I Guerra Mundial provocó el estallido de la revolución en Rusia. La guerra también fomentó el nacionalsocialismo en Alemania, una siniestra combinación de capitalismo y socialismo de Estado, reunidos en un régimen cuya violencia y ansias de expansión provocaron un segundo conflicto bélico a escala mundial.
Pero dicho sea de paso, que de forma concomitante surge la economía de la muerte o industria bélica, pues el Estado comienza a gastar dinero público en la adquisición de armamento. También hay que señalar que un efecto no deseable del keynesianismo es que el Estado participativo deja atrás la democracia liberal por nuevas fórmulas de gobierno fascista, las cuales imponen el interés de algunos cuantos sobre el derecho o la libertad de la mayoría, olvidándose del consenso popular y negándose la igualdad social que garantizan las instituciones democráticas. Por ello, se asevera que según se restrinjan las libertades y los derechos, es el grado de fascismo. La instituciones democráticas se ven enfrentadas a aquellas de inspiración fascista, mientras que las primeras pugnan por la justicia, la igualdad y la equidad, la segundas buscan la eficiencias aun así se tenga que sacrificar o suprimir las garantía individuales que da un régimen democrático.
A finales de la II Guerra Mundial, los sistemas económicos comunistas se extendieron por China y por toda Europa oriental. Sin embargo, al finalizar la Guerra fría, a finales de la década de 1980, los países del bloque soviético empezaron a adoptar sistemas de libre mercado, aunque con resultados ambiguos. China es el único gran país que sigue teniendo un régimen marxista, aunque se empezaron a desarrollar medidas de liberalización y a abrir algunos mercados a la competencia exterior. Muchos países en vías de desarrollo, con tendencias marxistas cuando lograron su independencia, se tornan ahora hacia sistemas económicos más o menos capitalistas, en búsqueda de soluciones para sus problemas económicos.
En las democracias industrializadas de Europa y Estados Unidos, la mayor prueba que tuvo que superar el capitalismo se produjo a partir de la década de 1930. La Gran Depresión fue, sin duda, la más dura crisis a la que se enfrentó el capitalismo desde sus inicios en el siglo XVIII. Sin embargo, y a pesar de las predicciones de Marx, los países capitalistas no se vieron envueltos en grandes revoluciones. Por el contrario, al superar el desafío que representó esta crisis, el sistema capitalista mostró una enorme capacidad de adaptación y de supervivencia. No obstante, a partir de ella, los gobiernos democráticos empezaron a intervenir en sus economías para mitigar los inconvenientes y las injusticias que crea el capitalismo.
Así, en Estados Unidos el New Deal (en inglés, “Nuevo Reparto” o “Nuevo Trato”, nombre que recibió la política económica y social aplicada en Estados Unidos por el presidente Franklin Delano Roosevelt a partir de 1933, y concretamente las medidas innovadoras adoptadas desde ese año hasta 1938 para contrarrestar los efectos de la Gran Depresión), reestructuró el sistema financiero para evitar que se repitiesen los movimientos especulativos que provocaron el crack de Wall Street en 1929.
Supremacía del capital financiero:
Se da la creación de grandes bloques económicos, regionalización y nuevos polos de poder en función de las necesidades expansivas del sistema capitalista. Por lo que cada día los países pobres aumentan la deuda externa. Se da comercio desigual y competencias desleales, por ejemplo los productos agrícolas ya que los productos de los países subdesarrollados no compiten con los productos de los países ricos.
El imperialismo, fase superior del capitalismo:
El imperialismo se caracteriza por los siguientes rasgos fundamentales:
El elevado desarrollo de la producción capitalista se ha concentrado en unos pocos grandes monopolios y este fenómeno puede observarse (entonces y hoy en día) en todos los países. Unas pocas empresas controlan cada sector (telefonía, transportes, etc.) frente a los rasgos iniciales del capitalismo (donde en cada sector competían muchos pequeños productores).
El nuevo papel de los bancos y la fusión de estos con el capital industrial llevan a la formación del capital financiero y al poder de la oligarquía financiera. Los bancos ya no son pequeños prestamistas. Los volúmenes de capital en liza son tan grandes que su actividad se vuelve imprescindible para la producción. Aún más, la información y la capacidad de incidencia que tienen los bancos los convierten en un centro decisivo (y decisorio) para la economía de cada país.
La exportación de capital adquiere una gran importancia respecto a la exportación de mercancías, característica de la fase precedente. Esto facilita la penetración y el expolio de las grandes potencias contra los países menos desarrollados.
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